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AMARGURA

 

 

 

I.- SIGNIFICADO DE AMARGURA Y PORQUE NO LA VEMOS.

 

“Amargura” proviene de una palabra que significa punzar. Su raíz hebrea agrega la idea de algo pesado. Finalmente, el uso en el griego clásico revela el concepto de algo fuerte. La amargura, entonces, es algo fuerte y pesado que punza hasta lo más profundo del corazón.

 

La amargura no tiene lugar automáticamente cuando alguien me ofende, sino que es una reacción a la ofensa o a una situación difícil y por lo general injusta. No importa si la ofensa fue intencional o no. Si el ofendido no arregla la situación con Dios, la amargura le inducirá a imaginar más ofensas de la misma persona. La amargura es una manera de responder que a la larga puede convertirse en norma de vida. Sus compañeros son la autocompasión, los sentimientos heridos, el enojo, el resentimiento, el rencor, la venganza, la envidia, la calumnia, los chismes, la paranoia, las maquinaciones vanas y el cinismo.

 

La amargura es resultado de sentimientos muy profundos, quizá los más profundos de la vida. La razón por la que es tan difícil de desarraigar es triple:

 

1.- En primer lugar, el ofendido considera que la ofensa es culpa de otra persona (y muchas veces es cierto) y razona: “El/ella debe venir a pedirme disculpas y arrepentirse ante Dios. Yo soy la víctima".

 

El cristiano se siente culpable cuando comete un pecado. Sin embargo, no nos sentimos culpables de pecado por habernos amargado cuando alguien peca contra nosotros, pues la percepción de ser víctima eclipsa cualquier sentimiento de culpa. Por lo tanto este pecado de amargura es muy fácil justificar.

 

2.- En segundo lugar, casi nadie nos ayuda a quitar la amargura de nuestra vida. Por lo contrario, los amigos más íntimos afirman: “Tú tienes derecho… mira lo que te ha hecho", lo cual nos convence aun más de que estamos actuando correctamente.

 

3.- Finalmente, si alguien cobra suficiente valor como para decirnos: “Amigo, estás amargado; eso es pecado contra Dios y debes arrepentirte", da la impresión de que al consejero le falta compasión. Me pasó recientemente en un diálogo con una mujerque nunca se ha podido recuperar de un gran mal cometido por su padre.

 

II.- ¿COMO SE FORMA UNA RAIZ DE AMARGURA Y CUALES SON SUS FRUTOS?

 

El veneno de la amargura se manifiesta al hablar ya que el tema de conversación será las ofensas y las heridas sufridas. La amargura produce en la persona los deseos de venganza en contra de aquellos considerados como los causantes y responsables de la herida. La raíz de amargura se detecta, primeramente a través de lo que la persona dice y luego, en sus actitudes y acciones. Un espíritu amargo es difícil de tolerar, a menos que uno mismo lo posea. Entre amargados te veas. Un amargado, atrae a otros amargados.

 

Una de las razones por las cuales viene la amargura es por las heridas del pasado. Por tal razón, cuando viene una ofensa a nuestra vida, se debe perdonar inmediatamente y no permitir que el sol se ponga sobre el enojo. Las heridas deben ser sanadas lo más pronto posible. Recuerde el ciclo de las heridas emocionales:

 Ofensa

 Falta de perdón

 Resentimiento

 Raíz de amargura

 Odio

 Cauterización de la conciencia.

 

En una ocasión, el apóstol Pedro, le preguntó a Jesús: ¿Cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete? Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aún hasta 70 veces siete (Mateo 18: 21-22) El apóstol San Pablo escribió en su epístola a los cristianos de feso, lo siguiente: Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería, calumnias y toda malicia. Más bien, sean bondadosos y compasivos unos con otros, y perdónense mutuamente, así como Dios los perdonó a ustedes en Cristo (Efesios 4:31-32).

 

Un comentario adicional: De acuerdo con el mandato del apóstol, el vivir la vida cristiana no consiste únicamente en observar una lista de prohibiciones, sino también en cultivar virtudes positivas. En el griego, la traducción mas acertada para la palabra sean es: Sigan demostrando ser benignos o bondadosos. Misericordiosos, significa: De corazón tierno. Perdónense mutuamente: La única manera de perdonar es por medio del perdón que nosotros mismos hemos recibido ya de Cristo.

 

Amargura; pilkria, 4089, gr., punzante, específicamente veneno, atravesar, perforar, punzante, amargo.Dijimos que una persona con amargura en su corazón, literalmente destila veneno, atraviesa a los demás con sus palabras llenas de odio, perfora, es punzante como un cuchillo, y sobre todo, su sabor es amargo…..hay áreas en nuestro corazón que son tan oscuras, que solo pueden ser alumbradas por Cristo Jesús, quien dijo yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.

 

Raíz de amargura, sabes que es una raíz literalmente; órgano vegetal de las plantas superiores, que sirve para fijar el organismo en el suelo y para absorber de este el agua y las sales minerales para el metabolismo vegetal…Lo que significa que, La amargura es la planta, la cual es alimentada por sus raíces que son: enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, maledicencias, envidias, hipocresías, venganzas, malos pensamientos, malos deseos etc., estas obras de la carne, o áreas de nuestra vieja naturaleza, son las que han mal formado el carácter del ser humano… Las raíces de amargura son como un cáncer que trabaja poco a poco, en forma muy silenciosa y de pronto se manifiesta cuando ya está muy avanzado.

 

Sí hemos recibido el perdón, también debemos darlo a los que nos ofenden. La amargura deja en las personas una secuela de relaciones destruidas. A la persona amargada le preocupa muy poco interrumpir la amistad con una persona; así mismo, con frecuencia manifiesta dureza y severidad. El precio de la amargura es muy alto, no hay quien sobreviva a su veneno. Al estar encerrada en si misma, la persona amargada es invadida por la soledad.

 

III.- CONSECUENCIAS QUE TRAE CONSIGO LA AMARGURA.

 

Para motivar a una persona a cumplir con el mandamiento bíblico “despréndanse de toda amargura…” (Efesios 4:31 NVI), veamos las múltiples consecuencias (todas negativas) de este pecado.

 

1) El espíritu amargo impide que la persona entienda los verdaderos propósitos de Dios en determinada situación. Job no tenía la menor idea de que, por medio de su sufrimiento, el carácter de Dios estaba siendo vindicado ante Satanás. Somos muy cortos de vista.

 

2) El espíritu amargo contamina a otros. En uno de los pasajes más penetrantes de la Biblia, el autor de Hebreos exhorta: “Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados” (12:15). La amargura nunca se queda sola en casa; siempre busca amigos. Por eso es el pecado más contagioso. Si no la detenemos puede llegar a contaminar a toda una congregación, o a toda una familia.

 

Durante la celebración de la pascua, los israelitas comían hierbas amargas. Cuando un huerto era invadido por estas hierbas amargas, no se lo podía limpiar simplemente cortando la parte superior de las plantas. Cada pedazo de raíz debía extraerse por completo, ya que de cada pequeña raíz aparecerían nuevos brotes. El hecho de que las raíces no se vean no significa que no existan. Allí bajo tierra germinan, se nutren, crecen, y los brotes salen a la superficie y no en un solo lugar sino en muchos.

 

Algunas raíces silvestres son casi imposibles de controlar si al principio uno no las corta por lo sano. El escritor de Hebreos advierte que la amargura puede quedar bajo la superficie, alimentándose y multiplicándose, pero saldrá a la luz cuando uno menos lo espera.

 

Aun cuando la persona ofendida y amargada enfrente su pecado de la manera prescrita por Dios, no necesariamente termina el problema de la contaminación. Los compañeros han tomado sobre sí la ofensa y posiblemente se irriten con su amigo cuando ya no esté amargado.

 

3) El espíritu de amargura hace que la persona pierda perspectiva. Nótese la condición del salmista cuando estaba amargado: “…entonces era yo torpe y sin entendimiento; era como una bestia delante de ti” (Salmo 73:21, 22 BLA). La persona amargada toma decisiones filtradas por su profunda amargura. Tales decisiones no provienen de Dios y generalmente son legalistas. Cuando la amargura echa raíces y se convierte en norma de vida, la persona ve, estima, evalúa, juzga y toma decisiones según su espíritu amargo.

 

Nótese lo que pasó con Job. En su amargura culpó a Dios de favorecer los designios de los impíos (Job 10:3). Hasta lo encontramos a aborreciéndose a sí mismo (Job 9:21; 10:1).

 

En el afán de buscar alivio o venganza, quien está amargado invoca los nombres de otras personas y exagera o generaliza: “…todo el mundo está de acuerdo…” o bien “nadie quiere al pastor…” Las frases “todo el mundo” y “nadie” pertenecen al léxico de la amargura.

 

Cuando la amargura llega a ser norma de vida para una persona, ésta por lo general se vuelve paranoica e imagina que todos están en su contra. Un pastor en Brasil me confesó que tal paranoia tomó control de su vida, y empezó a defenderse mentalmente de adversarios imaginarios.

 

4) El espíritu amargo se disfraza como sabiduría o discernimiento. Es notable que Santiago emplea la palabra “sabiduría” en 3: 14-15 al hablar de algunas de las actitudes más carnales de la Biblia. La amargura bien puede atraer a muchos seguidores. ¡Quién no desea escuchar un chisme candente acerca de otra persona! La causa que presentó Coré pareció justa a los oyentes, tanto que 250 príncipes renombrados de la congregación fueron engañados por sus palabras persuasivas. A pesar de que laBiblia aclara que el corazón de Coré estaba lleno de celos amargos, ni los más preparados lo notaron.

 

5) El espíritu amargo da lugar al diablo (Efesios 4:26). Una persona que se acuesta herida, se levanta enojada; se acuesta enojada, y se levanta resentida; se acuesta resentida, y se levanta amargada. El diablo está buscando a quien devorar (1ª Pedro 5:8). Pablo nos exhorta a perdonar “…para que Satanás no gane ventaja alguna sobre nosotros; pues no ignoramos sus maquinaciones” (2 Corintios 2:11). Satanás emplea cualquier circunstancia para dividir el cuerpo de Cristo.

 

6) El espíritu amargo puede causar problemas físicos. La amargura está ligada al resentimiento, término que proviene de dos palabras que significan “decir de nuevo". Cuando uno tiene un profundo resentimiento, no duerme bien o se despierta varias veces durante la noche, y vez tras vez en su mente repite la herida como una grabadora. Es un círculo vicioso de no dormir bien, no sentirse bien al siguiente día, no encontrar solución para el espíritu de amargura, no dormir bien, ir al médico, tomar pastillas, etc. Algunas personas terminan sufriendo una gran depresión; otros acaban con úlceras u otras enfermedades.

 

7) El espíritu amargo hace que algunos dejen de alcanzar la gracia de Dios (Hebreos 12:15). En el contexto de hebreos, los lectores estaban a punto de volver al legalismo y a no valerse de la gracia de Dios para su salvación. La persona amargada sigue la misma ruta porque la amargura implica vivir con recursos propios y no con la gracia de Dios. Tan fuerte es el deseo de vengarse que no permite que Dios, por su maravillosa gracia, obre en la situación.

 

IV.- FORMAS EQUIVOCADAS DE TRATAR CON LA AMARGURA.

 

Para poder extirpar de manera bíblica la amargura del corazón, es imperioso comprender y desenmascarar las varias formas mundanas de “solucionar” el problema, para que no quede otra alternativa que la bíblica. 

 

1. Vengarse. La manera no bíblica más común es tomar venganza. Hace poco escuché una entrevista con un escritor de novelas policiales, quien comentó que sólo existen tres motivos para asesinar a una persona: amor, dinero, y venganza. En un país centroamericano asolado por la guerrilla, me comentaron que muchos se aprovechan de tales tiempos para vengarse y echar la culpa a los guerrilleros. Con razón Pablo exhorta: “…no os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor” (Romanos 12:19).

 

2. Minimizar el pecado de la amargura. Minimizo un pecado cuando por algún motivo puedo justificarlo. Existen, por lo menos, tres maneras de minimizar el pecado de la amargura:

 

a) Llamarlo por otro nombre, alegando que es una debilidad, una enfermedad o desequilibrio químico, enojo santo, o sencillamente afirmando que “todo el mundo lo está haciendo”. Hay quienes dicen ser muy sensibles y como resultado están resentidos pero no amargados. ¡Cuidado! Existe una relación muy íntima entre los sentimientos heridos y la amargura.

 

b) Disculparse por las circunstancias y así justificar la amargura. “En estas circunstancias Dios no me condenaría por guardar rencor en mi corazón.” Básicamente, lo que estamos diciendo es que hay ocasiones cuando los recursos espirituales no sirven, y nos vemos obligados a pecar. Juan dice a tales personas: “Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a El mentiroso, y su palabra no está en nosotros” (1ª Juan 1:10).

 

c) Culpar al otro. Esta es, sin duda, la manera más frecuente de eludir la responsabilidad bíblica de admitir que la amargura es pecado. Cuando de amargura se trata, el ser humano generalmente culpa a la persona que le ofendió. En casos extremos algunos se resienten contra Dios. “No sé porque Dios me hizo así…” “¿Dónde estaba Dios cuando me sucedió esto?”

 

3. Desahogarse. Ultimamente se ha popularizado la idea de que “desahogarse” sanará la herida. Ahora bien, es cierto que desahogarse tal vez ayuda a que la persona sobrellevar el peso que lleva encima (Gálatas 6:2). Sin embargo, es factible que (a) termine esparciendo la amargura y como resultado contamine a muchos; (b) le lleve a minimizar el pecado de la amargura porque la persona en quien se descarga contesta: “Tú tienes derecho”; (c) no considere la amargura como pecado contra Dios.

 

4. Una disculpa de parte del ofensor. Muchos piensan que el asunto termina cuando el ofensor pide disculpas a la persona ofendida. De acuerdo a la Biblia efectivamente esto forma parte de la solución porque trae reconciliación entre dos personas (Mateo 5:23–25). Sin embargo, falta reconocer que la amargura es un pecado contra Dios. Sólo la sangre de Cristo, no una disculpa, limpia de pecado (1ª Juan 1:7). La solución radica tanto en la relación horizontal (con otro ser humano) como en la vertical (con Dios).

 

V.- ¿COMO SANAR LA RAIZ DE AMARGURA?

 

Sacando algo bueno de todo lo malo que nos haya sucedido (Jeremías 15.18-19).

 

Dios le dijo a Jeremías: Si miras lo bueno y lo precioso que yo voy a sacar de eso malo, tú saldrás de ese dolor; y aunque yo no te haya enviado este problema, yo puedo hacer algo precioso de esto para tu crecimiento, y convertir lo malo en una bendición.

 

Nunca será sanado de un dolor, de una circunstancia difícil, de una desesperación, de eso que le fue quitado, ni de esa herida que le hicieron, si no ve que, de eso negativo, Dios traerá una bendición. Dios tiene el poder y la autoridad para hacerlo.

 

1.- Tome la decisión de perdonar y de pedir perdón a Dios y a las personas que sabe que ha ofendido.

 

2.- Haga una lista de personas que le hayan herido o le hayan robado algo.

 

3.- Exprese su perdón en forma de confesión. Por favor, sea específico con cada palabra y circunstancia con la cual fue herido, y añada si le han quitado algo o hubo alguna situación que lo ha podido sobrecoger.

 

4.- Arrepiéntase por el pecado de juicio contra la persona que le hirió y contra Dios. Cuando hay falta de perdón y amargura en nuestra vida, juzgamos a las personas y eso se convierte en pecado, abriéndole así una puerta al enemigo.

 

Repita esta oración: “Padre, en el nombre de Jesús, yo renuncio a toda raíz de amargura en mi vida, y cancelo las consecuencias por haberla guardado en mi corazón. Repita: yo perdono a: __________________________________________________ por ______________________________. Señor, te entrego todo mi dolor y la herida que fue abierta por esa causa. Renuncio al derecho de vengarme, y por el contrario, bendigo a todos aquellos que me hirieron. Señor, yo renuncio a toda raíz de amargura, ira, odio, rencor, maledicencia, celos y me declaro libre, en el nombre de Jesús. Amen”.

 

La amargura puede ser algo terrible para su vida. Aprenda a ser un perdonador y confíe en el Señor. Las circunstancias que no puede cambiar, Él las cambiará por usted. Si ha perdido algo, Él se lo devolverá de una manera u otra, pero no deje que una falta lo lleve hasta una raíz de amargura. Dios tiene planes muy lindos para usted. No se detenga, y continúe marchando siempre hacia adelante. Jesucristo está para ayudarlo. ¡Amén!

© 2014 by DIOS TODO PODEROSO

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